Todas las entradas de: José Eduardo Mora

Se ha desempeñado como reportero y editor, otra de sus grandes pasiones, y siempre ha estado vinculado a la palabra escrita. En 2003 lanzó el periódico EL JORNAL, un medio de corte regional que ha mantenido una constante presencia en su zona hasta el día de hoy, en el cual ejerce su dirección.

La importancia de pensar con claridad para escribir bien

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 05 DE JULIO, 2018-JOSEEDUARDOMORA.COM). Pensar con claridad es imprescindible para escribir bien. Este es un paso que a menudo se pasa por alto y es el primer gran error en que se incurre cuando se escribe un texto.

Para saber qué vamos a decir, cómo lo vamos a decir e incluso tener una noción de la extensión de lo que se va a escribir, es indispensable hacer un  esquema mental.

Para ello es de gran relevancia conocer a profundidad del tema del que vamos a escribir. Si se desconoce de qué se va a escribir, es muy probable que se den vueltas, rodeos, haya ambigüedades y zonas oscuras en el texto. Por lo tanto, si no se tiene suficiente información del asunto a tratar, es preciso ahondar en el tema para luego ahorrar tiempo.

Aprender a generar esquemas mentales para escribir requiere de mucha práctica, altas cuotas de paciencia y, sobre todo, lanzarse a la piscina, es decir, tomar lápiz y papel, luego de haber atendido a los puntos indicados, y cumplir con la tarea encomendada.

Escritores famosos como Gabriel García Márquez o Ernest Hemingway, para citar solo a dos, reiteraron a lo largo de sus vidas la necesidad de contar con un cesto de papeles amplio, para escribir, corregir, botar, escribir y volver de nuevo a la faena.

Para conseguir el esquema mental hay que desarrollar una técnica que solo da la práctica, porque sin ella simplemente nos quedamos en la teoría y si se trata de escribir lo más relevante es asumir el riesgo de poner en blanco y negro lo que se procura comunicar.

Así como los deportistas profesionales o los músicos se ejercitan horas y horas para estar en forma plena, tanto mental como físicamente, quien escribe debe ejercitar el principal músculo del que dispone: su cerebro. Para ello, aunque es una referencia que se ha hecho tantas veces, la lectura es una de las grandes herramientas para aprender y mejorar la escritura.

Escritura y lectura, lo veremos a lo largo de este manual, son las caras de una misma moneda y no puede concebirse una sin la otra.

Al principio, hay que advertir al escritor, resultará harto difícil dar con la estructura, las palabras precisas, la sintaxis, el tono e incluso la puntuación adecuadas, pero a lo largo de la historia se ha demostrado que el método sustentado en mucha práctica permite desarrollar una estructura mental que hace la diferencia.

  Pensar con claridad: sí, este es el primer paso hacia una escritura clara, concisa y eficaz, que es la que le permite a la empresa y al profesional independiente, disponer de la mejor herramienta para la comunicación escrita: el lenguaje.

 

¿Tiene dificultades a la hora de escribir?

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 01 DE JULIO, 2018-JOSEEDUARDOMORA.COM). En la actualidad con el advenimiento del mundo digital, se escribe más que nunca antes en la historia de la humanidad, no obstante, quienes desempeñan esta tarea no siempre cuentan con la formación adecuada.

Y lo peor que le puede suceder a una empresa, institución o profesional independiente es escribir mal y no disponer de una escritura eficaz.

Si se miran las páginas web de las empresas, instituciones o profesionales independientes ello se puede constatar sin mayores dificultades.

¿Qué sucede cuando el mensaje no es claro, preciso y contundente? ¿Qué mensaje se transmite cuando el lector se topa con faltas de ortografía? ¿Qué ocurre cuando el mensaje da vueltas y vueltas sin ir directo a los hechos? ¿Afecta una mala escritura la imagen de la empresa o institución? ¿Qué costo económico tiene para una empresa el que sus mensajes estén mal escritos? Las anteriores son tan solo unas pocas preguntas de las muchas que se pueden realizar en relación con la escritura.

Un texto bien escrito, un correo oportuno y preciso, una carta puntual y al grano pueden mejorar de manera considerable la comunicación interna y externa de la organización.

Por eso nos interesa tanto este tema y a lo largo de próximos textos comentaremos cómo mejorar la escritura en el ámbito empresarial, organizacional y profesional.

Si desea comunicarse con nosotros para consultar nuestros talleres y capacitaciones, puede escribirnos a: escrituraparalavida@gmail.com

 

La primera clave para contar historias

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, JOSEEDUARDOMORA.COM). El gran poeta Rainer María Rilke lo dejó claro desde un principio: “si usted puede vivir sin escribir, no escriba”. Parece fuerte la afirmación, pero en realidad resume de manera maravillosa lo que significa adentrarse en las aguas turbulentas, mágicas y misteriosas de la escritura.

“Tiene que haber un fuego, una llama interior”, dijo el escritor Jordi Sierra i Fabra, quien después de haber publicado 500 libros, dice que se levanta cada día con el mismo afán, la misma ilusión como cuando no le habían publicado ni una línea.

La primera clave para escribir es sentir esa necesidad. Si atiende con cuidado las entrevistas de los escritores, notará que la mayoría asegura que comenzaron a escribir desde que eran niños. Y ya de mayores casi todos llevan una libreta y un lapicero para anotar reflexiones, observaciones, ideas, panoramas, etc., que luego sirva en su arte de escribir.

Se vive como escritor las 24 horas. Incluso los sueños pueden ser una materia maravillosa para que surjan historias literarias.

La clave está en sentir esa necesidad de contar historias. ¿Para qué? No siempre hay una respuesta convincente, porque ello se lleva en la sangre y sirve para ordenar y procurar entender el mundo que nos rodea.

Hay evidencias que incluso en los tiempos de la prehistoria del hombre, ya este experimentaba esa necesidad narrativa. Lo han corroborado las pinturas en cuevas, historias en papiros y en tablillas. Desde que el ser humano tiene conciencia de ser, ha necesitado contar historias para ordenar el mundo.

“Escribir es lo que cuenta”, dice el título de Heriberto Fiorillo, en un libro dedicado a indagar por qué varios escritores optaron por consagrar su vida a crear historias.

Y si no puede vivir sin escribir, como lo decía Rilke, es porque es seguro que tiene algo importante que contarle al mundo.

La brutal revelación de Truman Capote

 

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 10 DE ABRIL, 2018-JOSEEDUARDOMORA.COM). Música para camaleones es una joya de libro que reúne relatos y una novela corte de Truman Capote, que ya de por sí hacen que el texto sea una joya, pero lo más importante se encuentra en el prefacio, en el que el autor hace una confesión brutal en torno al arte de escribir.

Cuenta Capote, quien fuera el creador de la novela de no ficción con A sangre fría, que desde niño empezó a escribir y que a los 17 años, si fuera un pianista, estaría totalmente listo para dar su primer gran concierto.

Confiesa, también, que desde niño se entrenó en el arte de escuchar las conversaciones para luego reproducirlas en sus cuadernos, con lo cual ejercitaba su memoria.

Tras convertirse en un escritor de éxito desde su primera novela, con títulos como “Otras voces, otros ámbitos’ y “El harpa de hierba”, Capote acepta que toda aquella diversión en relación con la escritura acabó el día en que descubrió la diferencia entre escribir bien y escribir mal y escribir correctamente y el arte de escribir.

“Al principio fue muy divertido. Dejó de serlo cuando descubrí la diferencia entre escribir bien y escribir mal; y luego hice otro descubrimiento más alarmante todavía: la diferencia entre escribir bien y el arte verdadero; es sutil, pero brutal”.

La anterior afirmación vale por el libro entero. Fue un descubrimiento del que nunca se repuso Capote, porque ello lo llevó al máximo grado de exigencia. Mucha de su obra la destruyó por considerar que no estaba a su altura. ¿Cómo aplicar todos sus conocimientos literarios en un solo relato? Ese fue uno de los grandes desafíos que se impuso en Música para camaleones.

A usted que le gusta escribir, esta revelación de Capote es crucial, porque hay que exigirse al máximo y conocer como nadie las herramientas literarias para hacer el mejor uso de ellas.

Escribir es fascinante, pero si se hace en serio, requiere de una entrega absoluta.

Conozca las herramientas para darle estructura a su historia

(SAN JOSÉ, COSTA RICA 07-NOVIEMBRE, 2017-). La mejor de las historias puede perderse en el caos y la oscuridad. Para escribir no basta con la inspiración y el esfuerzo. Para escribir es preciso saber qué queremos contar y cómo.

En ese qué, que involucra al tema, y en ese cómo, que nos vincula con la forma, está el gran secreto para acercarse a la narrativa.

Detrás de ese qué y ese cómo lo que hay es mucho trabajo, mucho estudio, muchas lecturas, en fin, todo un conjunto de técnicas que nos permitirán contar con las herramientas idóneas para alcanzar el objetivo que pretendemos con nuestra historia.

Sin importar si se hace por medio de un cuento, una novela, un ensayo, una novela corta, una crónica o incluso un artículo literario, la clave está en contar con las herramientas para saber narrar.

Para armar una historia es preciso saber definir a los personajes, el punto de vista, los tiempos de la narración, los escenarios, los personajes secundarios, y saber, además, de estilo. ¿Qué es el estilo?, se preguntarán. Para dar respuesta a esta pregunta, escribiremos nuestra próxima columna.

No permita, eso sí, que una gran historia termine marchita y perdida por falta de técnica.

 

 

El origen de los personajes en literatura

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 05 DE NOVIEMBRE, 2017). En su discurso de diciembre de 1998 José Saramago cuenta cómo lograba construir sus personajes. Y lo hace de una manera tan extraordinaria que esa conferencia parece más bien un cuento o una maravillosa clase de literatura.

La fórmula del Nobel de Literatura es sencilla: contó como sus abuelos se le fueron transformando en personajes de carne y hueso en personajes de ficción. Y ahí, en esa declaración está la clave: nadie construya desde la ficción pura. Siempre hay un asidero en la realidad. Las crónicas marcianas de Ray Bradbury lo prueban. Y así hasta el infinito.

Un taller de literatura puede servir justamente para eso: para escudriñar cómo es que surgen los personaejes y para discutir cuáles son más poderosos y por qué.

De forma tal que para construir personajes hay que ser, como para cualquier acto de escritura, un muy buen observador. De esa manera podrá descubrir un magnífico personaje en la esquina de una calle, porque siempre está ahí pidiendo limosna. O el personaje que surge de ese aficionado que sigue a todas partes a su equipo. O de esa madre que si se contabiliza su estadía en la cocina, se cae en la cuenta de que habrá pasado más de media vida al servicio de sus familiares. O un personaje puede surgir, a su vez, de otros personajes que encuentre en la literatura.

Las posibilidades son múltiples, lo que hay que tener en cuenta es cómo hacer esa transformación para dotarlos de una psicología profunda y coherente, aunque no estén exentos de contradicciones internas.

¿Acaso creen que Don Quijote salió de la imaginación pura de Miguel de Cervantes?

Hay que perderle el miedo a la página en blanco

 (SAN JOSÉ, COSTA RICA, 04 DE NOVIEMBRE, 2017). El mito de la página en blanco entre los escritores da para escribir un voluminoso libro de más de un millar de páginas.

Incluso algunos escritores famosos acuden a él más que por una realidad, por una especie de pose, para darle a la escritura esa condición de inalcanzable.

Escribir es uno de los oficios o artes más complicados que exista. Es tremendamente complejo escribir un texto, sea este extenso o corto, y si se habla de ficción el tema se vuelve todavía más desafiante.

Dicho lo anterior, hay que pasar a la otra orilla y darse cuenta de algo que parece elemental y no lo es: a escribir solo se aprende escribiendo.

La frase suena mal desde el punto de vista eufónico y parece una aspiración de ingeniosidad tonta, pero es que dicha así, como si fuera un trabalenguas, recoge una verdad cimera.

Hay que perderle el miedo a la página en blanco y dejarse llevar por la necesidad de escribir lo que el inconsciente empuja desde adentro. Luego vendrán otros procesos determinantes y a la vez complejos, como el de cortar, eliminar, agregar. Es decir, el de la edición. U otro más difícil: desechar por completo lo escrito.

Escribir sí, es muy, muy complejo, pero la resistencia se vence solo escribiendo. Hay, por lo tanto, que perderle el miedo a la página en blanco.

Llegó la hora de contar esa historia que lleva adentro

 (SAN JOSÉ, COSTA RICA, 04 DE NOVIEMBRE, 2017). La vida, como decía el gran Giovanni Papini, da para contar muchas historias y hacer de nuestra vida una gran novela.

Muchas veces hay historias personales que se llevan adentro del ser y que se cargan por lugares y tiempos, y con el paso de los años se vuelven una carga.

Contar la gran historia de nuestra vida puede ser útil y, cuidado, si detrás de ella no hay una gran novela.
Muchos de los éxitos tanto de ficción como de no ficción han surgido de historias autobiográficas. De hecho, en literatura se sostiene que no hay ninguna historia que no tenga elementos biográficos, es prácticamente imposible que no suceda así.

Hay dos formas básicas de canalizar esa historia que todos llevamos dentro: una es mediante la escritura expresiva, o terapéutica, y la otra dándole a esa historia una estructura narrativa. Si se opta por esta segunda opción, un taller literario que le sirva de orientación es una excelente alternativa.

Lo que no debe hacer, de ningún modo, es guardarse esa historia y no compartirla, ya sea, insistimos de forma “realista” o matizada por las artes de la imaginación mediante la literatura.

La escritura expresiva favorece las emociones y la salud física

 (SAN JOSÉ, COSTA RICA, 04 DE NOVIEMBRE, 2017). La escritura expresiva, como se denomina a una corriente que se emplea a caballo entre la literatura y la psicología, rinde grandes beneficios a quienes la practican.

La escritura expresiva consiste en poner en blanco y negro las sensaciones, las emociones, los sentimientos sobre determinada situación.

A diferencia de los talleres literarios, en los que interesa la estructura y los elementos formales de la historia, en la escritura expresiva lo que importa es el contenido en sí mismo.

Un estudio determinó, incluso, que la escritura expresiva tiene efectos físicos positivos para aquellos quienes la practican. Un grupo de adultos entre 64 y 97 años fue sometido a un experimento que consistía en que les hacían una pequeña herida y luego divididos en dos bloques. Uno de ellos practicó la escritura expresiva durante 20 minutos durante dos semanas y el otro no.

Los porcentajes de sanación del grupo que escribió fue muy superior (76,2 por ciento) en relación con aquel que no realizó la práctica de la escritura (42,1).

Pioneros en la investigación de la escritura expresiva como James W. Pennebaker, de la Universidad de Texas, han descubierto que la escritura expresiva tiene efectos terapéuticos sobre las emociones y los estados de ánimo. Es decir, que la escritura expresiva tiene un gran valor terapéutico.

 

 

Un error muy usal que se comete al escribir

 

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 04 DE NOVIEMBRE, 2017). Hay un viejo principio que es muy útil a la hora de escribir: primero conozca las reglas, luego rómpalas.

Parece muy elemental, pero no lo es. A menudo los escritores noveles pretenden en sus textos hacer un juego con las estructuras sin antes conocerlas.

Por eso el consejo es que primero se conozca el canon, las estructuras, por ejemplo, de la novela clásica, del cuento tradicional, para después introducir en esos ámbitos variantes que puedan sorprender al lector.

Lo usual, no obstante, es que quienes empiezan a escribir se lancen a conquistar el mundo de la escritura solo con ímpetus, pero sin el conocimiento adecuado y pertinente.

Es necesario, entonces, respirar, tomarse con calma el oficio de la escritura y empezar por el verdadero principio que es conociendo cómo están estructuradas las grandes historias.

Por eso los talleres literarios no son ni tan malos como muchos dicen, ni tan extraordinarios como otros aseguran, pero sí permiten discutir y poner en práctica un conjunto de herramientas que para los principiantes son de gran valor.