(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 04 DE NOVIEMBRE, 2017). La vida, como decía el gran Giovanni Papini, da para contar muchas historias y hacer de nuestra vida una gran novela.
Muchas veces hay historias personales que se llevan adentro del ser y que se cargan por lugares y tiempos, y con el paso de los años se vuelven una carga.
Contar la gran historia de nuestra vida puede ser útil y, cuidado, si detrás de ella no hay una gran novela.
Muchos de los éxitos tanto de ficción como de no ficción han surgido de historias autobiográficas. De hecho, en literatura se sostiene que no hay ninguna historia que no tenga elementos biográficos, es prácticamente imposible que no suceda así.
Hay dos formas básicas de canalizar esa historia que todos llevamos dentro: una es mediante la escritura expresiva, o terapéutica, y la otra dándole a esa historia una estructura narrativa. Si se opta por esta segunda opción, un taller literario que le sirva de orientación es una excelente alternativa.
Lo que no debe hacer, de ningún modo, es guardarse esa historia y no compartirla, ya sea, insistimos de forma “realista” o matizada por las artes de la imaginación mediante la literatura.