(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 10 DE ABRIL, 2018-JOSEEDUARDOMORA.COM). Música para camaleones es una joya de libro que reúne relatos y una novela corte de Truman Capote, que ya de por sí hacen que el texto sea una joya, pero lo más importante se encuentra en el prefacio, en el que el autor hace una confesión brutal en torno al arte de escribir.
Cuenta Capote, quien fuera el creador de la novela de no ficción con A sangre fría, que desde niño empezó a escribir y que a los 17 años, si fuera un pianista, estaría totalmente listo para dar su primer gran concierto.
Confiesa, también, que desde niño se entrenó en el arte de escuchar las conversaciones para luego reproducirlas en sus cuadernos, con lo cual ejercitaba su memoria.
Tras convertirse en un escritor de éxito desde su primera novela, con títulos como “Otras voces, otros ámbitos’ y “El harpa de hierba”, Capote acepta que toda aquella diversión en relación con la escritura acabó el día en que descubrió la diferencia entre escribir bien y escribir mal y escribir correctamente y el arte de escribir.
“Al principio fue muy divertido. Dejó de serlo cuando descubrí la diferencia entre escribir bien y escribir mal; y luego hice otro descubrimiento más alarmante todavía: la diferencia entre escribir bien y el arte verdadero; es sutil, pero brutal”.
La anterior afirmación vale por el libro entero. Fue un descubrimiento del que nunca se repuso Capote, porque ello lo llevó al máximo grado de exigencia. Mucha de su obra la destruyó por considerar que no estaba a su altura. ¿Cómo aplicar todos sus conocimientos literarios en un solo relato? Ese fue uno de los grandes desafíos que se impuso en Música para camaleones.
A usted que le gusta escribir, esta revelación de Capote es crucial, porque hay que exigirse al máximo y conocer como nadie las herramientas literarias para hacer el mejor uso de ellas.
Escribir es fascinante, pero si se hace en serio, requiere de una entrega absoluta.