I
A diferencia de lo que se cree, el editor no está para desacreditar al escritor de un texto, todo lo contrario, lo que hace es, con su experiencia, mejorarlo en aquellos aspectos en que sea posible.
El trabajo de un editor es, si se quiere, invisible, porque es como el del joyero que pule la perla. Un texto puede cambiar de forma dramática con una coma que faltaba o que sobraba, con la precisión de un término, con la aclaración de una frase oscura, o con agregar o suprimir una parte de la oración.
La intervención del texto ha de hacerse con la precisión de un cirujano experimentado. De no ser así, la calidad del texto que se pretende mejorar, puede dañarse de manera irreversible.
Ciertamente hay textos que, por la forma en que están construidos, requieren de una intervención mayor. En esos casos, lo primero es hablar con el autor y explicarle los alcances de lo que se va hacer con su texto.
Editar, es, en definitiva, una labor de orfebre.