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El valor terapéutico de la escritura

 

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 04 DE OCTUBRE, 2017-EL JORNAL). Escribir historias propias o ajenas ha tenido, desde tiempos inmemoriales, un gran valor terapéutico para quien lo hace.

No se trata, entonces, de escribir para ganarnos el Premio Nobel de Literatura, que, por cierto, anuncian mañana, sino más bien como un camino, para tratar de encontrarnos con nosotros mismos.

La palabra, como instrumento en la curación del ser humano, ya la empleaban los médicos en la antigua Grecia. Al respecto, es recomendable el libro “La curación por la palabra”, del médico y escritor español Pedro Laín Entralgo.

La palabra, también, la emplearon con preponderancia los psicoanalistas y en terapias como la de Alcohólicos Anónimos (AA) es de gran valía para la recuperación del paciente.

De forma tal que escribir una historia con base en una experiencia personal o partir de una inquietud, un interés, una imagen o una observación, conlleva en sí la posibilidad de lograr un efecto de liberación, de encuentro, de alivio, de búsqueda o de trascendencia.

La palabra cura porque es  a través del lenguaje como conocemos y podemos aprehender el mundo.

En nuestro taller literario “Cómo escribir historias”, descubriremos el gran valor de la palabra para el ser humano y para generar historias que fascinen a nuestros semejantes.

El relato debe escribirse de un solo tirón

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 04 DE OCTUBRE, 2017). Los relatos, que muchas veces se confunden con los cuentos, deben escribirse de un solo golpe: sería imposible comenzar un relato, dejarlo a la mitad y retomarlo después. Nunca funcionaría.

Contrario a la novela, el relato es una narración que lleva un ritmo sostenido, que no puede detenerse mucho en digresiones, y para que tenga validez ha de llevar en sus entrañas la sangre que fluye detrás de él y que le da vida.

El dinosaurio, por ejemplo, de Augusto Tito Monterroso, posiblemente fue pensado por el autor guatemalteco durante mucho tiempo. Quizá años enteros, pero una vez que lo tenía claro se sentó y de un solo tirón, escribió: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

No es Guerra y Paz, ni Crimen y Castigo, ni Cien años de Soledad, pero su complejidad narrativa es innegable y se requiere de mucho talento y gran capacidad para haber inventado, muchos años antes de que la tecnología lo permitiera, a Twitter. Twitter nació con el dinosaurio de Tito Monterroso.

Este es uno de los aspectos que trataremos en Cómo escribir historias, nuestro próximo taller el 14 de octubre. Interesados comunicarse al WhatsApp 8307-8184.